¿Y si desarrollamos la Comunicación? *
Está claro que la labor de los comunicadores no solo debe limitarse a la mera información que realizan aquellos que laboran en los medios de comunicación. Se debe, aunque costaría demasiado, intercambiar mensajes, saberes y pareceres, con lectores, oyentes o televidentes, para construir una imagen más certera de esa realidad que por su complejidad, a veces es preferible mirar desde la ventana y desde un mismo ángulo.
Considero que durante la formación académica del comunicador social, que debe ser integral, no debe divorciar el concepto de comunicación para el desarrollo de las especialidades en las que sea subdivido esta carrera profesional, que no es una ciencia, sino, una disciplina.
Precisamente, en el Congreso Mundial de Comunicación para el Desarrollo que se celebró en Roma, las ponencias giraron en torno a los cuestionamientos a la práctica de la comunicación aplicada por los mass media, así como disertaciones sobre desarrollo, en su dimensión de lucha contra la pobreza. Y es que en verdad, ese debería ser el rol incluyente de todos los comunicadores, ya sea especializados en prensa, audiovisuales y comunicación para el desarrollo.
La práctica y el desempeño profesional, cualquiera sea la especialidad específica de los comunicadores, debe estar orientada a la solución de los problemas de aquellos que durante mucho tiempo fueron invisibilizados, impulsando la participación de estos sectores que por descuido de las autoridades se encuentran en situación de pobreza.
Desde una imagen televisiva o mensaje radial, pasando por un informe o reportaje escrito hasta los componentes de comunicación en los proyectos de desarrollo, se tiene y debe apuntar al logro de un cambio social. Motivando la participación colectiva en la toma de decisiones sobre los asuntos que competen al propio entorno y que están en manos de las autoridades locales.
Trabajar por una comunicación para el cambio social, no debería, como hasta ahora ocurre, ser labor exclusiva de los consultores en comunicación para el desarrollo, sino que se debe ampliar los horizontes hacia los demás actores de la comunicación mass media, para lograr un cambio sostenido, un cambio de comportamiento en la conducta de las personas, que es el propósito de todo proyecto de desarrollo social. Para ello se debe fomentar el debate en las aulas universitarias, no solo para promover el carácter formativo y orientador que deberán cumplir los nuevos comunicadores sociales, sino para inculcar su misión como actores y sujetos responsables del cambio social.
De la misma forma que se pega el grito en el cielo, cuando las autoridades deslizan algún tipo de control respecto a la libertad de prensa, con esa misma pasión se debe sentir indignación cuando los sectores declarados en pobreza extrema reclaman atención para cubrir sus necesidades básicas, pero desde la perspectiva de un frío reportaje, sino sirviendo como vía constante de un intercambio de mensajes que ayuden a hacer de los pobladores actores de su propio desarrollo.
No se debe promover y apelar fácilmente a la llamada “solidaridad” para pedir dádivas –salvo situaciones de emergencia por desastres naturales- sino que, sino que se debe ayudar a descubrir o revalorar las fortalezas y potencialidades de una población pobre o extremadamente, y que coadyuve, a través de sus alianzas con las autoridades y empresas socialmente responsable, para lograr un desarrollo sostenible, que elimine la mendicidad y el retrato conmovedor con el fin de inspirar lástima. Considero que es hora de desarrollar la comunicación, para lograr el cambio social, que no solucionará los problemas del mundo, pero si de las poblaciones que tienen que dejar de ser invisibilizadas.
(*)Artículo basado en el texto Congreso Mundial para el Desarrollo ¿Qué comunicación para cuál desarrollo?
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