LOS ESTUDIOS DE LA RELIGIOSIDAD CONTEMPORÁNEA
¿Qué
hace el pensamiento crítico latinoamericano allí?
Mg. Gina Gogín Sías
DEFINICIÓN PRELIMINAR
El pensamiento crítico es un proceso
cognitivo que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de la
manera en la que se articulan las secuencias cognitivas que pretenden
interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones
que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. También se define,
desde un punto de vista práctico, como un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la posición más
razonable y justificada sobre un tema.
Ser capaz de utilizar un pensamiento crítico
significa que piensas por ti mismo, que no aceptas las ideas y opiniones de los
demás simplemente porque lo dicen ellos, lo dice la mayoría o lo dice la
sociedad, sino porque has pensando en ello, conoces los argumentos a favor y en
contra y has tomado tu propia decisión respecto a lo que consideras verdadero o
falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable.
Por supuesto, tener un pensamiento crítico no
significa llevar la contraria a todo el mundo o no estar de acuerdo con nadie
jamás, pues eso tampoco sería un pensamiento crítico, sino tan solo un modo
simple de pensar que se limita a quedarse con lo contrario de lo que piensen
los demás. Por lo tanto un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz,
precavido, exigente. Además de tener una postura libre y abierta, por ello el
pensador crítico comienza a destacar en su medio y a ser reconocido por sus
aportaciones, pero todo se conforma a lo largo del tiempo con su debida
experiencia.
Como
diría M. Maffesoli, es “... menester
volver regularmente sobre el tema del individualismo, aún cuando sólo fuera
porque obnubila, de una manera más o menos pertinente, por cierto toda la
reflexión contemporánea”. Este tipo de narcisismo como él le llama, es el
“meollo del asunto”. Quizás por esta razón se halla en numerosos textos,
revistas, publicaciones, etc.
“Es
en cierto modo, un paso obligado para quien pretende aportar su granito de
arena al edificio del saber sobre la Modernidad”. Lamentablemente, logran
difundir un conjunto de pensamientos convencionales, y un tanto catastróficos,
sobre el repliegue en si mismo, sobre el
final de los grandes ideales colectivos, o entendido en su sentido más lato,
sobre el espacio público. Esta especie de “doxa”, como dice Maffesoli, quizás
bueno dure mucho tiempo; pero sí goza de
una amplia aceptación. Añade que esto “... corre el riesgo, cuanto menos, de
disfrazar o negar las nuevas formas sociales que se elaboran en nuestros días”.
La
investigación en religión, compromete al propio investigador. No se trata de un
asunto de técnicas ni de tipos de investigación. El problema reside en que
cuando se trabaja en religión (cualquiera que sea ésta y cualquiera que sea la
información que se tenga), el investigador participa de la creencia inherente a
su pertenencia en un campo cualquiera (religioso, político, universitario,
etc.)
En
ese caso, se está ya moldeado y formado
de una información útil, y se arriesga privilegiar el “modelo”, la “categoría”,
o el “tipo”; incluso antes de tomar
contacto con el objeto de estudio. Es
necesario pues, conocer desde qué referentes u horizontes culturales y
académicos trabaja el investigador de la religión. Pues, las creencias
particulares, o asuntos como la fe, la adscripción o formación en cierto tipo de
paradigmas académicos, pueden ser una ventaja ó presentar grandes obstáculos
para “investigar” a los “diferentes”; es decir, la alteridad cultural.
UN
EJEMPLO: LA DIVINA REVELACIÓN ALFA Y OMEGA
Los
llamados Nuevos Movimientos Religiosos (NMR):
Producto
Epocal de la era del desencanto...
Los
Nuevos Movimientos Religiosos (NMR), como se les suele llamar a grupos que se
han formado bajo este contexto epocal, son parte de un fenómeno más amplio y
más difuso, constituyéndose como una nueva religiosidad, cuyo conjunto de
personas es mayor que el número restringido de las listas oficiales que se muestran.
La
mayoría de discursos que se han elaborado sobre la espiritualidad, la
sensibilidad o las aspiraciones del hombre moderno, están formuladas, al
parecer, desde la crítica, la nostalgia o el recuerdo de “un pasado con
valores, un pasado reciente en el que el desfondamiento, el desencanto, no
existía en los sujetos sociales”.
Alfa
y Omega, al igual, no “encaja” en la
caracterización que se hace del panorama de la religiosidad actual. Según la
bibliografía consultada y presentada en el, capitulo teórico, estas
características apuntan a la existencia de una especie de “desfondamiento”,
incertidumbre, vacío, etc.; que algunas personas logran solucionar en el ámbito
de la religión. Siendo uno de los rasgos más característicos de la transición
epocal que vivimos. Por ello, resulta difícil ubicar a Alfa y Omega en los sistemas
clasificatorios, elaborados para caracterizar, categorizar, y denominar a los
llamados NMR.
Los
años de “vida” de la Hermandad Alfa y Omega, no permiten necesariamente,
calificarlos como Nuevo Movimiento Religioso. Le estaríamos atribuyendo
características que no presenta.
Tampoco
la presencia de elementos que caracterizan, según las fuentes consultadas, a
los NMR; vale decir: interés por la ciencia, el misticismo, la futurología, los
ovnis, entre otros, se explican por las razones que sustentan un sistema
clasificatorio. No al menos en el caso de las tipologías revisadas.
A continuación
presentamos algunas de las razones que podrían explicar lo que hemos señalado
antes.
A MODO DE ILUSTRACIÓN…
El
Encuentro con el Mesías y el "Divino Conocimiento"
La Conversión no
existe en la Hermandad Alfa y Omega
Debemos
empezar señalando que la conversión, tal como ha sido definida en el marco
teórico, no existe en Alfa y Omega. En los requerimientos de los documentos
oficiales para el ingreso del nuevo miembro a la Hermandad, no se utiliza el
término conversión.
Una
persona se acercó a la casa de de Antonio Córdova, preguntando como acceder a
la doctrina del Cordero de Dios. Porque quería hacerla conocer a todos sus
paisanos de Cerro de Pasco, pues el [solo era el representante de muchas personas
que en su región estaban interesados en conocer este conocimiento, Córdova le
responde que este interés no solo [viene de la ciudad de Lima, sino que hay
personas que también vienen de provincias del interior del país, así como
algunos del extranjero. Es así -dijo Córdova- que (esto será y llegará a ser universal, el momento en que
esto suceda es porque comenzará a prenderse la mecha que se esparcirá por todos
aquellos que quieran alcanzar el divino conocimiento)
Es
de esta manera que Córdova describe lo
que son los (rollos divinos) y explica
el sentido de esta última revelación,
Afirmando enfáticamente que para
acceder a estas escrituras, es decidir al conocimiento de estas escrituras… No
hay distinción de personas, son todos aquellos que sepan leer y escribir.
A
pesar que el conocimiento ha sido una respuesta constante, cuando hemos
preguntado concretamente por lo planos, solicitando al fiel que “Mencione los
cinco planos que Ud. considera como los
más importantes”, la respuesta mayoritaria ha sido muy abstracta. Muchos
consideran que “todos son importantes” y
otros no contestan. Sin embargo entre los que contestan, destacan los
temas referidos al origen de las “naves plateadas del divino padre”, del
“espíritu de los animalitos”, etc.
En
el aspecto religioso tenemos una
abrumadora mayoría de católicos bautizados, pero que han frecuentado antes
otros grupos, lo cual confirma lo que otros autores como Marzal dicen respecto
del nomadismo religioso, el Perú actual, como otros países de América Latina,
se caracteriza por muchas conversiones y aún por este nomadismo religioso. Son diversos los grupos mencionados, entre los
que destacan en primer lugar los Testigos de Jehová, seguidos de los
Pentecostales y los Evangélicos. Sin embargo también han sido visitados grupos
como los Adventistas, los Mormones; así como grupos de origen oriental como los
Mahikari y los Hare Krishna.
También
encontramos mencionados a grupos de corte esotérico y hermético como los Masones,
los Rosacruces, el Grupo Rama y grupos gnósticos. Lo resaltante de estos datos
es que los grupos frecuentados coinciden
con Alfa y Omega en la característica escatológica de su discurso, es
decir la predicción de la inminente destrucción del mundo y el advenimiento del
juicio final. Pero también merece la pena destacar las motivaciones por las
cuales se produce el acercamiento a Alfa y Omega.
La
mayoría de respuestas frente a preguntas como ¿qué le atrajo de este grupo?, ¿qué le hace permanecer en él? y
¿qué es lo que Ud. considera que ha aprendido?; giran alrededor de los “rollos
divinos” y la posibilidad de educarse con la propia palabra de Dios.
Es
interesante señalar que los que afirman
que buscan “adquirir más
conocimiento”, relacionan a éste a temas como los divinos rollos o
ciencia celeste, el evangelio, la verdad y el entendimiento de sí mismo.
Destacamos este aspecto, pues al parecer,
la concepción que se tiene del conocimiento no se relaciona únicamente
con el saber científico, o con información escolarizada; sino también con la
religión y la búsqueda interior. Subrayamos este dato pues se va a presentar
también en otras preguntas; lo cual nos lleva a plantear la siguiente interrogante: Qué idea de
conocimiento reciben los sectores populares, y
por tanto, qué significa el término para ellos.
¿Qué
está significando el conocer para el miembro de Alfa y Omega? y de otro lado,
¿qué es el conocimiento? Pues al parecer, no
hemos encontrado mucho interés por la profundización de la lectura de
los planos. Escuchar al Hermano Antonio, o en su defecto escuchar la radio.
Este hecho, podría encontrar respuesta si se estudiaran los procesos de
conocimiento y las formas de aprendizaje.
A propósito del
catolicismo como fuente de socialización y de aprendizaje.
En
el catolicismo popular, el concepto de Dios, ha sido repensado, en el caso
antes mencionado, desde la experiencia de devoto de un “santo” específico. Sin
embargo también encontramos, en el grupo estudiado, que se cree en Dios porque los sueños, las
visiones, son elementos constitutivos del catolicismo popular. Por tanto
Dios se muestra cercano en las pruebas y
en los sueños, que se consideran revelaciones, que la vivencia religiosa en
estos grupos, sea tan rica en emoción y contenido básico como pobre en
elaboraciones teológicas, tan rica en contenido mítico como pobre en contenido
histórico. Esta formación religiosa se transmite fundamentalmente a través del
proceso de socialización y llega a formar parte de la propia identidad
cultural. En la cosmovisión del catolicismo popular, Dios y los Santos se manifiestan de un modo
inmediato en la historia humana lo cual produce que los sujetos adopten una
actitud religiosa determinada: buscando “hechos concretos” de la presencia de
Dios en sus vidas, en espera de algún
aviso o mensaje divino, y buscando respuestas a preguntas que la propia
religión cristiana provoca o estimula.
Quizás
por ello, aparece el interés por temas como
el “cosmos” o similares. Por
ello, muchas veces, se reinterpreta la religión añadiendo o cambiando elementos
desde la propia experiencia. Estas “búsquedas”, se expresan a través de mitos sobre el origen y el fin del hombre
y sobre las distintas hierofanías especialmente sobre la aparición de los Santos
titulares de los santuarios y acontecimientos históricos que se racionalizan
religiosamente.
El
catolicismo popular funciona como una perspectiva (Geertz 1973), como un modo
de ver la vida y de construir el mundo; es decir como sistema cultural porque, según Marzal “Imprime estados de ánimo peculiares y
motivaciones que les orienta en su actuación práctica. Proporciona una
cosmovisión adecuada al creyente, dándole un mejor papel al problema del
sentido de la vida, y haciéndoles tener una personalidad básica más segura que
otras personas de clases sociales con mayores ingresos, que hayan perdido el
sentido religioso de la existencia”.
A
pesar de que el católico popular, según Marzal, es poco cultivado, a través del
rito se crean los elementos necesarios para que se
construya en cada individuo.
No
hay que obviar que, durante cerca de dos
milenios el cristianismo ha
proporcionado un marco moral y espiritual para el desarrollo de occidente, originando
algunas guerras y suministrando aliento y esperanza en el Reino de Dios a sus
creyentes. No hay que olvidar que hasta no hace mucho tiempo, la iglesia
cristiana era también, un poder político.
Además,
de esta presencia en la vida pública y su participación en la administración y
dirección de las sociedades occidentales, vía su relación con reyes jerarcas
y/o presidentes, también tuvo a su cargo, -casi monopólicamente- la enseñanza. Es decir, las técnicas de
lectura, escritura, la responsabilidad de “guardar” los saberes de la humanidad y la preparación de la docencia.
Las
enseñanzas del cristianismo eran pues,
punto de referencia para dotar de sentido a la vida y a los actos de los habitantes de occidente. El proceso
de secularización que vive el mundo occidental
en la actualidad, en términos de Nietsche, “la
soledad del ser”, pues significa
crear nuestros propios dioses, buscar el
sentido y la razón de nuestra.
Porque
no hay que olvidar que la mayoría de veces el sistema educativo falla pues no
se adecua a los códigos de percepción, ni a las gramáticas de recepción de sus
educandos. Y éstas, para personas como las de Alfa y Omega, no se nutren
exclusivamente del campo científico del saber, sino que se halla entrecruzado
con una mirada mágico-religiosa del mundo, de Dios y de la vida; casi como
están escritos los llamados divinos rollos, en una suerte de amalgama
incomprensible, que mezcla -con atrevida desvergüenza académica- campos del
saber, que las ciencias se han preocupado en separar.
Sin
embargo, como veremos más adelante, la cosmovisión del catolicismo popular,
puede filtrarse y colorear otros campos del comportamiento de los católicos
populares.
En
la Hermandad Alfa y Omega, es destacable lo que muchas personas afirman
respecto de este conocimiento: lo consideran fácil de entender, y como la
posibilidad de informarse de aspectos que por su nivel de instrucción
no pudieron tener.
Ya
hemos visto que los movimientos milenaristas son respuesta de sectores sociales
o culturales que adolecen de pobreza y desarraigo. Se trata de sectores de baja
condición social, por su origen étnico y cultural, vinculados en lo laboral a
trabajos modestos y humildes. Estos sectores son los más vulnerables a la anomia
y la desintegración, sobre todo ante las expectativas no satisfechas, lo que
genera frustración. Ante ello en estos sectores tiende a generarse una búsqueda
de un sistema de valores que genera identidad y autoestima como “la cultura”.
Por ello, el conocimiento y ciencia alternativos, “divinos”, ofrecidos en la
revelación por el Divino Padre Jehová, responde también críticamente en
términos ideológicos y simbólicos a la sociedad mayor, luego, la “revelación”
es también un intento por reinventarlo todo, por escribirlo todo (abarcando
todas las ciencias que se conocen); y es, de modo velado, pero las más de las
veces evidente, crítico y beligerante, contra los sistemas políticos
especialmente el sistema capitalista, al cual se le asocia con lo satánico. La beligerancia
del discurso, sublimado a doctrina “revelada” por la divinidad, cumple
sociológicamente la típica función del milenarismo: denuncia abierta o
encubierta a la situación de precariedad.
Por
eso dentro de las motivaciones del ingreso y la permanencia en este grupo, la
Hermandad Alfa y Omega satisface las necesidades de algunos individuos de estos
sectores socioeconómicos y culturales, en los aspectos de explicación coherente de las cosas. Esta
explicación involucra aspectos aparentemente profanos dentro de lo religioso,
como la práctica del vegetarianismo, la medicina natural, el origen del
universo, la creencia en ovnis, la vida de los átomos, etc.
En
lo que respecta a los fieles de Alfa y Omega, quisimos comprobar
estadísticamente si la búsqueda de conocimiento y no sólo la búsqueda
espiritual era la principal razón de la adscripción. Por ello aplicamos una
encuesta, la misma que sirvió para confeccionar un primer perfil socioeconómico
de los miembros, ya que no se tenía ninguna información de ellos sobre estos
aspectos, e incluimos varias preguntas que giraban en torno a las motivaciones
iniciales, las razones de la permanencia y también preguntamos por aquello que
sentían que habían encontrado y aprendido en la Hermandad.
Ante
la pregunta: ¿Qué hizo que Ud., viniera por primera vez? Un 77.1% contesta con
respuestas relacionadas al conocimiento de los divinos rollos, haciendo referencia a que en éstos iban a
encontrar la verdad de “todas las cosas”, mientras que un 7.8 % expresa razones
de orden meramente espiritual, y un 6.5 % afirmó estar buscando a Cristo.
A
diferencia de otros grupos similares, no es la idea del fin del mundo y la
salvación la que atrae principalmente a los fieles. Si aparece, está asociada a
la necesidad de acceder al conocimiento presente en los rollos, como vía de
salvación. Tampoco, como pasa en otros grupos, la gente se adscribe con la
esperanza o la necesidad de cambiar de costumbres o de vida. Es el conocimiento de lo que los divinos
rollos representan, la principal
motivación hacia la participación.
Este
hecho nos lleva a preguntarnos por qué la gente se adscribe y permanece en el
grupo, pero también se constituyen como el aspecto principal que otorga la
identidad que tienen los fieles de
Alfa y Omega. Estos son para ellos, la doctrina filosófica, científica y religiosa que
explica las “cosas de este mundo”, ¿qué significa -material y simbólicamente-
el conocimiento y la ciencia para los fieles de Alfa y Omega?. Hemos encontrado
respuestas parciales en la encuesta aplicada y en las múltiples conversaciones
que hemos tenido con los diferentes miembros del grupo, como también en la
observación de su conducta frente a las charlas, o durante la lectura que
hacen, generalmente los domingos, de los
planos. Sin embargo, también las respuestas abren un conjunto de reflexiones
que incluyen preguntas por el
significado de la ciencia, el papel del sentido común, y fundamentalmente por
el significado actual de la experiencia religiosa y del status del que goza el saber científico.
Este
grupo como ya dijimos considera no ser religioso y menos constituir iglesia.
Además, casi adolecen de rituales y las fronteras entre lo sagrado y lo profano
es muy tenue. A esto se agrega el que no se distinga entre conocimiento, ciencia,
filosofía, y lo que correspondería al terreno de lo religioso.
Esto
haría suponer que en este grupo se presenta una forma de secularismo.
Planteamos
por el contrario, que esta espiritualidad es legítimamente religiosa, pues hay
noción de las trascendencias, constituye congregación, y más aún creen como
doctrina en las revelaciones de un Cristo.
Ocurre
una situación similar cuando se pregunta
¿Qué ha encontrado en la Hermandad? Allí volvemos a encontrar como
respuesta “el conocimiento”, con un 45.8
% seguido, por la respuesta que agrupa a
“valores humanos” que llega a un 41.8%. Al parecer la respuesta nos
estaría indicando que el conocer cómo
vivir mejor, el aprender a vivir de un modo más tranquilo, armonioso y acorde
con las leyes divinas, constituye también otra
parte del conocimiento.
Se
valora también, el ambiente del grupo: la alegría, la solidaridad y
confraternidad; destacándose el clima de compañerismo que se percibe. Así son
notorias las respuestas que giran en torno al cambio personal. Aquí se hace
énfasis en aspectos de la personalidad y del trato o relación con los demás
pues en lo referido a cambios personales, las respuestas destacan el cambio en
el carácter: “Soy menos renegón”. “Soy más
comprensivo”. Aquí se valora por ejemplo: el cambio de “genio”,
la tolerancia y el respeto a los demás, la alegría y tranquilidad; y por último
la moderación y el respeto en el trato con los demás. Refiriéndose esto último
también al uso de “malas palabras” o
lisuras.
Por
esta razón, en la pregunta siguiente “Desde que frecuenta la Hermandad, ¿qué
cosas ha aprendido?”, la respuesta más alta ha sido la que se relaciona al
“cambio personal” con un 45.1%, mientras que la referida al conocimiento
alcanza un 35.9%. Es de resaltar que hay
diferencias en las respuestas a estas dos últimas preguntas, a pesar que
podrían confundirse a primera vista pues
al preguntar qué se ha encontrado y qué se ha aprendido en la Hermandad, los
fieles al parecer priorizan la experiencia de cambio personal, frente al
conocimiento que encuentran en Alfa y
Omega.
Por
todo ello hay que prepararse, estudiando la doctrina del Cordero de Dios,
leyendo los Divinos Rollos y las Divinas Leyes y respetando las normas que allí se imparten, entre las
cuales podemos subrayar la necesidad de abandonar la alimentación “cadavérica”
y volverse vegetariano, y guardar los principios de humildad, sencillez y la
ingenuidad propia de los niños, a los que la doctrina otorga un especial valor.
Como
se puede apreciar en la doctrina, la formulación
de sus supuestos, la lógica intelectual presente y la peculiar apropiación de
elementos de diversos horizontes culturales que allí se hace, ésta no
resistiría ningún análisis con arreglo a la tradición occidental, aristotélica
mucho menos con arreglo a criterios científicos modernos. De allí la
pertinencia de entenderla desde un concepto de comunicación, entendido éste
como un proceso de producción de sentido. Pues si bien la doctrina de Alfa y
Omega es una excelente muestra de lo que puede significar la apropiación
cultural en el campo de lo religioso, es igualmente importante empezar a indagar en los procesos, o
dispositivos culturales que han permitido la atracción de otras personas.
Como
lo planteásemos desde el principio, y tomando las palabras de Elíade, "no es la realidad física de los hechos
o personajes míticos lo que interesa, sino su función signitiva" Y creemos que para llegar a conocer la función
signitiva del mito Soto (el cristo re-encarnado), se debe tener un mejor
acercamiento a la historia misma y a sus protagonistas.
Ahora
bien, pese a que sea cierto que el mito cumple una función en la construcción
del sentido de la vida, de la historia y del mundo que se hacen los hombres y mujeres a lo largo
del tiempo, y que además, de acuerdo con Cencillo, es una de las maneras como
el hombre ha tenido y tiene de aprehender la realidad y de referirse a ésta, no
creemos que el mito Soto
sea sólo una respuesta a preguntas transcendentales que se hayan hecho y que se
hacen los miembros de Alfa y Omega.
Si
de lo que se tratase fuese de hablar de verdades, de acuerdo con Mircea Elíade,
“tales verdades históricas” no se refieren a “personalidades” o a
“acontecimientos”, sino a formas tradicionales de la vida social y política
(cuyo “devenir” es más centro que el “devenir individual”), en una palabra, a
arquetipos”. Es el mito el que le proporciona un tono más profundo y más rico a
la historia, y esta es la razón por la cual el mito, finalmente, resulta ser
cierto, cuenta la verdad.
La
memoria popular tiene un carácter histórico, sostiene Elíade. El que la memoria
colectiva sea impotente de retener los
acontecimientos y las individualidades históricas sin transformarlos en
arquetipos (sin anular todas sus particularidades históricas y personales) no sólo es signo, siguiendo con este
autor, de “la resistencia de la espiritualidad tradicional frente a la historia”
sino que también muestra el carácter secundario de la individualidad humana en
cuanto tal. “Las experiencias místicas
implican una elevación última del Dios personal al Dios transpersonal”.
Probablemente
nunca hubo un acontecimiento extraordinario en la vida de Soto, sobre todo
durante su estadía en Lima. Ahora bien, la razón por la cual se mitifiquen a
personajes puede estar en lo que sostiene Elíade: “la realidad se adquiere exclusivamente por repetición o participación;
todo lo que no tiene un modelo ejemplar está “desprovisto de sentido”, es
decir, carece de realidad”.
Continuando en esta
línea del análisis, citamos lo que sostiene este autor respecto de las culturas
tradicionales:
“Los hombres tendrían,
pues, la tendencia a hacerse arquetípicos y paradigmáticos. Esta tendencia
puede parecer paradójica, en el sentido de que el hombre de las culturas
tradicionales no se reconoce como real sino en la medida en que deja de ser él
mismo (para un observador moderno) y se contenta con imitar y repetir los actos
de otro”.
En
otros términos, no se reconoce como real, es decir, como “verdaderamente él
mismo” sino en la medida en que deja precisamente de serlo.
Con
Cencillo veíamos que el mito surgía como respuesta a las cuestiones más
profundas y más graves que un grupo humano se plantea: "...el ser humano se ha
sentido siempre desfondado y rebasado por todas partes de misterio, y se ha
preguntado por ellas para saber a qué atenerse acerca de sí mismo, de su vida y
del mundo en que ha de vivir..."
Sin
embargo, además de una búsqueda de conocimiento y del entendimiento de las
cosas que pasan (o han pasado) en el mundo, todo esto no se trataría más que de
un esfuerzo desesperado del hombre de no perder contacto con el "ser". Al respecto, Eliade sostiene:
"...resulta más
probable que el deseo que experimenta el hombre de las sociedades tradicionales
de rechazar la "historia" y de unirse a una imitación indefinida de
los arquetipos, delata su sed de realidad y su terror a "perderse" si
se deja invadir por la insignificancia de la existencia profana".
En
consecuencia, podría entenderse que el "culto" que los miembros de la
DRAO le brindan a Luis Soto y a sus rollos telepáticos es el producto de una
constante búsqueda de lo sagrado que les permita ser (o en todo caso seguir
siendo). El mito Soto creado y recreado constantemente a través de las diversas
representaciones simbólicas que los miembros de la Hermandad elaboran a partir
de su comportamiento responde, como diría Eliade, a un "esfuerzo desesperado por no perder el contacto con el ser"
dentro de una ciudad "profana"
como podría ser Lima. Es decir, en su condición de migrantes de muchos de ellos
y/o de hijos de migrantes provenientes de un catolicismo popular, el encuentro
con la ciudad pudo haber significado una ruptura de valores y creencias
(religiosas, transcendentales e intelectuales) que ellos se han visto en la
necesidad de replantear. No es gratuito que muchos de los que hoy integran la
Hermandad hayan transitado por diversos grupos religiosos, espiritistas y
algunos de corte más intelectual.
Es
con este análisis de los hechos ocurridos que se pretende dar respuesta a estas
y otras preguntas. Como lo planteamos desde el principio, y tomando las
palabras de Elíade, "no es la
realidad física de los hechos o personajes míticos lo que interesa, sino su
función signitiva"
Entonces,
también los investigadores de la religión, son actores de su propio quehacer
investigativo. No hay que olvidarse de ello…..nunca.
EPÍLOGO
Muchos de los autores
que hemos revisado, a propósito del tema de la Religiosidad Contemporánea,
coinciden en señalar que no es casual la aparición de una serie de tendencias, corrientes, etc., que desde un
discurso absolutamente secular, tienen
como objetivo el estudio o el acercamiento a experiencias; ambos ámbitos
ligados a lo que se llama “lo espiritual”, “la ciencia”, “lo mistérico”, etc.
Tenemos por ejemplo, la experimentación con psicotrópicos, rituales de corte
oriental, ejercicios mentales de autocontrol, las búsquedas de lo “genuino” en
las selvas amazónicas o en la India y
discursos religiosos de
grupos como Nueva Era, Los Moon,
etc.
Al amparo de la pérdida
de presencia pública de la Iglesia en tanto institución, de esta “nueva onda” secular que vivimos, el individuo está en lucha constante por
liberarse de antiguos valores, de prejuicios, mitos y costumbres. Todo ello, va
encaminado a posibilitar su auto-construcción, lo que constituye, en cierto
modo, el sentido que se le atribuye hoy en día, a la palabra libertad. Sin
embargo, esta aparente liberación de todo tipo de relato colectivo, esta
posibilidad de verse convertido en un selfmademan, paralelamente coloca al individuo en una situación de
orfandad, de vacío, de ausencia de proyectos a largo plazo, que den sentido
claro a su existencia. La vorágine del día a día, el vértigo de la ambición, la
lucha acelerada por el auto-reconocimiento, solo permiten la construcción de
proyectos cortoplacistas. El resultado: el mudo desencanto, el desfondamiento
perfectamente escondido. Por último, “... el problema esencial que bajo otras
figuras recorre nuestro tiempo: la verdadera relación del hombre con el hombre.
(...) La sociedad repudia al individuo que no consiente en renegar de su
singularidad” [1]
En relación con las
características de esta transición epocal, quizás las más notorias sean
aquellas que se ubican en el terreno de los valores, las aspiraciones; en
general al mundo subjetivo del individuo, y a las nuevas sensibilidades que emergen como resultado de
este cambio cualitativo que se ha dado en lo que podríamos llamar
“ámbito cultural y espiritual”. Dicho de otro modo, en el terreno de las
mentalidades.
En una de las
entrevistas que realizáramos para esta investigación, abordamos el tema del
interés por la ciencia, y pedimos al informante que nos señalara su opinión en
relación con las razones del interés, de profesionales de las ciencias
matemáticas como físicos, químicos, ingenieros, entre otros, acerca del tema de
la religión. Y por qué, en esta “transición epocal”, el tema de la ciencia se
ha puesto en agenda, insertándose también en el discurso de algunos nuevos
movimientos religiosos. La conversación, sumamente interesante, tomó también
otros rumbos. Le preguntamos, si pensaba, que la caída del muro de Berlín, se
ha constituido como una fecha emblemática y simbólica, de los cambios que están
viviendo las sociedades occidentales, y las no tan occidentales como la
nuestra. Su respuesta no fue la que esperábamos; enorme fue mi sorpresa, al
escuchar en forma categórica, enfática y, algo airada, su respuesta. Después de
escucharla, entendimos el por qué su tono de voz amable y apacible, cambió
radicalmente. A continuación, transcribimos lo que obtuvimos por respuesta:
“El Muro de Berlín no
se cayó. Fue derrumbado... destruido…
con martillos, combas, bulldozers, caterpillars y todo. ¿Cómo se iba a caer
solo? No, no, no… fue DESTRUIDO.” [2]
A partir de este
suceso, descubrimos que la “Caída del Muro de Berlín” se ha convertido en una
frase utilizada frecuentemente, y que mayormente no se tiene conciencia de
ello. Aunque los sentidos que se le atribuyan suelen ser distintos, nosotros la
usaremos a modo de categoría.
“La caída del Muro de
Berlín”, en tanto categoría, sirve para delimitar una determinada coyuntura
epocal en la historia de Occidente, señalando los elementos que configuran la
peculiaridad de sus características.
Para Martín Hopenhaym
la frase (La caída del Muro de Berlín) trae una “oleada de cambios”, que esta
frase gráfica. No sólo caen las sociedades que
construían el socialismo, llamado “el socialismo realmente existente”;
también tiene lugar en aquel momento, la “Muerte de Dios”, que anunciara
Nietzsche. “El salto al vacío se produce ahora que los dioses de la política y
de la razón han revelado su vulnerabilidad. Con el muro de Berlín, también caen
los últimos muros que circundaban la polis, le daban su forma, su límite y su
protección” [3]
En esa línea también
desaparecen los “meta-relatos”, las ideologías,
el providencialismo, los redentorismos históricos, las utopías globales,
las epopeyas de masas, la objetividad científica y el estado-nación. Los ideales
colectivos, los valores morales y los llamados “principios”, son reemplazados
por nuevos valores, centrados en el individuo únicamente. Los nuevos valores
que vivimos estimulan los deseos inmediatos, la pasión por el ego, el bienestar y la dinámica de los derechos
subjetivos “...hemos dejado de reconocer la obligación de unirnos a algo que no
seamos nosotros mismos”. [4]
Visitar una librería
especializada en los temas esotéricos permite entender rápidamente cuáles son
los campos diversos que se interpretan para constituir el universo espiritual
del medio cúltico: en los estantes se encuentran libros sobre vegetarianismo y
el yoga, los extraterrestres y la reencarnación, las místicas orientales y la
parasicología, las medicinas suaves y la astrología, todos en una convivialidad
armoniosa.
Está claro que los que
frecuentan tales librerías no se interesan quizás por todos estos temas a la
vez, pero se pueden familiarizar con ellos muy rápidamente: se trata de un
sector de hombres y mujeres constantemente en búsqueda” para quienes en la
mayoría de los casos la filiación a un grupo particular no les impedirá
persistir en su interés por otras vías y otros temas. Para esta subcultura, la
exploración se considera como un elemento normal de un proceso de crecimiento y
desarrollo interior, el paso de una vía a otra o la experimentación de varias.
Existen cruzamientos
entre el universo cultico y campos cuya dimensión espiritual no es evidente de
manera inmediata: no solo las medicinas suaves pero también el vegetarianismo...”
La mayoría de discursos
que se han elaborado sobre la espiritualidad, la sensibilidad o las
aspiraciones del hombre moderno, están formuladas, al parecer, desde la
crítica, la nostalgia o el recuerdo de “un pasado con valores, un pasado
reciente en el que el desfondamiento, el desencanto, no existía en los sujetos
sociales”.
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