sábado, 18 de septiembre de 2010

EL PENSAMIENTO CRITICO: QUE HACE LA RELIGIÓN ALLI. MG. GINA GOGIN

LOS ESTUDIOS DE LA RELIGIOSIDAD CONTEMPORÁNEA
¿Qué hace el pensamiento crítico latinoamericano allí?

Mg. Gina Gogín Sías


DEFINICIÓN PRELIMINAR

El pensamiento crítico es un proceso cognitivo que se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de la manera en la que se articulan las secuencias cognitivas que pretenden interpretar y representar el mundo, en particular las opiniones o afirmaciones que en la vida cotidiana suelen aceptarse como verdaderas. También se define, desde un punto de vista práctico, como un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la posición más razonable y justificada sobre un tema.
Ser capaz de utilizar un pensamiento crítico significa que piensas por ti mismo, que no aceptas las ideas y opiniones de los demás simplemente porque lo dicen ellos, lo dice la mayoría o lo dice la sociedad, sino porque has pensando en ello, conoces los argumentos a favor y en contra y has tomado tu propia decisión respecto a lo que consideras verdadero o falso, aceptable o inaceptable, deseable o indeseable.
Por supuesto, tener un pensamiento crítico no significa llevar la contraria a todo el mundo o no estar de acuerdo con nadie jamás, pues eso tampoco sería un pensamiento crítico, sino tan solo un modo simple de pensar que se limita a quedarse con lo contrario de lo que piensen los demás. Por lo tanto un pensador crítico es capaz, humilde, tenaz, precavido, exigente. Además de tener una postura libre y abierta, por ello el pensador crítico comienza a destacar en su medio y a ser reconocido por sus aportaciones, pero todo se conforma a lo largo del tiempo con su debida experiencia.
Como diría M. Maffesoli, es “... menester volver regularmente sobre el tema del individualismo, aún cuando sólo fuera porque obnubila, de una manera más o menos pertinente, por cierto toda la reflexión contemporánea”. Este tipo de narcisismo como él le llama, es el “meollo del asunto”. Quizás por esta razón se halla en numerosos textos, revistas, publicaciones, etc.

“Es en cierto modo, un paso obligado para quien pretende aportar su granito de arena al edificio del saber sobre la Modernidad”. Lamentablemente, logran difundir un conjunto de pensamientos convencionales, y un tanto catastróficos, sobre el repliegue en si mismo,  sobre el final de los grandes ideales colectivos, o entendido en su sentido más lato, sobre el espacio público. Esta especie de “doxa”, como dice Maffesoli, quizás bueno dure mucho tiempo;  pero sí goza de una amplia aceptación.  Añade que esto “... corre el riesgo, cuanto menos, de disfrazar o negar las nuevas formas sociales que se elaboran en nuestros días”.
La investigación en religión, compromete al propio investigador. No se trata de un asunto de técnicas ni de tipos de investigación. El problema reside en que cuando se trabaja en religión (cualquiera que sea ésta y cualquiera que sea la información que se tenga), el investigador participa de la creencia inherente a su pertenencia en un campo cualquiera (religioso, político, universitario, etc.)

En ese caso, se está  ya moldeado y formado de una información útil, y se arriesga privilegiar el “modelo”, la “categoría”, o el “tipo”; incluso antes de tomar contacto con  el objeto de estudio. Es necesario pues, conocer desde qué referentes u horizontes culturales y académicos trabaja el investigador de la religión. Pues, las creencias particulares, o asuntos como la fe, la adscripción o formación en cierto tipo de paradigmas académicos, pueden ser una ventaja ó presentar grandes obstáculos para “investigar” a los “diferentes”; es decir, la alteridad cultural.



UN EJEMPLO: LA DIVINA REVELACIÓN ALFA Y OMEGA
Los llamados Nuevos Movimientos Religiosos (NMR):
Producto Epocal de la era del desencanto...

Los Nuevos Movimientos Religiosos (NMR), como se les suele llamar a grupos que se han formado bajo este contexto epocal, son parte de un fenómeno más amplio y más difuso, constituyéndose como una nueva religiosidad, cuyo conjunto de personas es mayor que el número restringido de las listas oficiales que se  muestran.

La mayoría de discursos que se han elaborado sobre la espiritualidad, la sensibilidad o las aspiraciones del hombre moderno, están formuladas, al parecer, desde la crítica, la nostalgia o el recuerdo de “un pasado con valores, un pasado reciente en el que el desfondamiento, el desencanto, no existía en los sujetos sociales”.

Alfa y Omega, al igual, no encaja” en la caracterización que se hace del panorama de la religiosidad actual. Según la bibliografía consultada y presentada en el, capitulo teórico, estas características apuntan a la existencia de una especie de “desfondamiento”, incertidumbre, vacío, etc.; que algunas personas logran solucionar en el ámbito de la religión. Siendo uno de los rasgos más característicos de la transición epocal que vivimos. Por ello, resulta difícil ubicar  a Alfa y Omega en los sistemas clasificatorios, elaborados para caracterizar, categorizar, y denominar a los llamados NMR.

Los años de “vida” de la Hermandad Alfa y Omega, no permiten necesariamente, calificarlos como Nuevo Movimiento Religioso. Le estaríamos atribuyendo características que no presenta.

Tampoco la presencia de elementos que caracterizan, según las fuentes consultadas, a los NMR; vale decir: interés por la ciencia, el misticismo, la futurología, los ovnis, entre otros, se explican por las razones que sustentan un sistema clasificatorio. No al menos en el caso de las tipologías revisadas.
A continuación presentamos algunas de las razones que podrían explicar lo que hemos señalado antes.


A MODO DE ILUSTRACIÓN…

El Encuentro con el Mesías y el "Divino Conocimiento"
La Conversión no existe en la Hermandad Alfa y Omega

Debemos empezar señalando que la conversión, tal como ha sido definida en el marco teórico, no existe en Alfa y Omega. En los requerimientos de los documentos oficiales para el ingreso del nuevo miembro a la Hermandad, no se utiliza el término conversión.

Una persona se acercó a la casa de de Antonio Córdova, preguntando como acceder a la doctrina del Cordero de Dios. Porque quería hacerla conocer a todos sus paisanos de Cerro de Pasco, pues  el  [solo era el representante de muchas personas que en su región estaban interesados en conocer este conocimiento, Córdova le responde que este interés no solo [viene de la ciudad de Lima, sino que hay personas que también vienen de provincias del interior del país, así como algunos del extranjero. Es así -dijo Córdova- que (esto será  y llegará a ser universal, el momento en que esto suceda es porque comenzará a prenderse la mecha que se esparcirá por todos aquellos que quieran alcanzar el divino conocimiento)

Es de esta manera que Córdova  describe lo que son los (rollos divinos) y explica  el sentido de esta última revelación,  Afirmando enfáticamente que  para acceder a estas escrituras, es decidir al conocimiento de estas escrituras… No hay distinción de personas, son todos aquellos que sepan leer y escribir.

A pesar que el conocimiento ha sido una respuesta constante, cuando hemos preguntado concretamente por lo planos, solicitando al fiel que “Mencione los cinco planos  que Ud. considera como los más importantes”, la respuesta mayoritaria ha sido muy abstracta. Muchos consideran que “todos son importantes” y  otros no contestan. Sin embargo entre los que contestan, destacan los temas referidos al origen de las “naves plateadas del divino padre”, del “espíritu de los animalitos”, etc.

En el aspecto religioso tenemos  una abrumadora mayoría de católicos bautizados, pero que han frecuentado antes otros grupos, lo cual confirma lo que otros autores como Marzal dicen respecto del nomadismo religioso, el Perú actual, como otros países de América Latina, se caracteriza por muchas conversiones y aún por este nomadismo religioso.  Son diversos los grupos mencionados, entre los que destacan en primer lugar los Testigos de Jehová, seguidos de los Pentecostales y los Evangélicos. Sin embargo también han sido visitados grupos como los Adventistas, los Mormones; así como grupos de origen oriental como los Mahikari y los Hare Krishna.

También encontramos mencionados a grupos de corte esotérico y hermético como los Masones, los Rosacruces, el Grupo Rama y grupos gnósticos. Lo resaltante de estos datos es que los grupos frecuentados coinciden  con Alfa y Omega en la característica escatológica de su discurso, es decir la predicción de la inminente destrucción del mundo y el advenimiento del juicio final. Pero también merece la pena destacar las motivaciones por las cuales se produce el acercamiento a Alfa y Omega.

La mayoría de respuestas frente a preguntas como ¿qué le atrajo de  este grupo?, ¿qué le hace permanecer en él? y ¿qué es lo que Ud. considera que ha aprendido?; giran alrededor de los “rollos divinos” y la posibilidad de educarse con la propia palabra de Dios.

Es interesante señalar que los que afirman  que buscan “adquirir más conocimiento”,  relacionan  a éste a temas como los divinos rollos o ciencia celeste, el evangelio, la verdad y el entendimiento de sí mismo. Destacamos este aspecto, pues  al  parecer,  la concepción que se tiene del conocimiento no se relaciona únicamente con el saber científico, o con información escolarizada; sino también con la religión y la búsqueda interior. Subrayamos este dato pues se va a presentar también en otras preguntas; lo cual nos lleva a plantear la  siguiente interrogante: Qué idea de conocimiento reciben los sectores populares, y  por tanto, qué significa el término para ellos.

¿Qué está significando el conocer para el miembro de Alfa y Omega? y de otro lado, ¿qué es el conocimiento? Pues al parecer, no  hemos encontrado mucho interés por la profundización de la lectura de los planos. Escuchar al Hermano Antonio, o en su defecto escuchar la radio. Este hecho, podría encontrar respuesta si se estudiaran los procesos de conocimiento y las formas de aprendizaje.

A propósito del catolicismo como fuente de socialización y de aprendizaje.

En el catolicismo popular, el concepto de Dios, ha sido repensado, en el caso antes mencionado, desde la experiencia de devoto de un “santo” específico. Sin embargo también encontramos, en el grupo estudiado, que  se cree en Dios porque los sueños, las visiones, son elementos constitutivos del catolicismo popular. Por tanto Dios  se muestra cercano en las pruebas y en los sueños, que se consideran revelaciones, que la vivencia religiosa en estos grupos, sea tan rica en emoción y contenido básico como pobre en elaboraciones teológicas, tan rica en contenido mítico como pobre en contenido histórico. Esta formación religiosa se transmite fundamentalmente a través del proceso de socialización y llega a formar parte de la propia identidad cultural. En la cosmovisión del catolicismo popular,  Dios y los Santos se manifiestan de un modo inmediato en la historia humana lo cual produce que los sujetos adopten una actitud religiosa determinada: buscando “hechos concretos” de la presencia de Dios en sus vidas, en espera de  algún aviso o mensaje divino, y buscando respuestas a preguntas que la propia religión cristiana provoca o estimula.
Quizás por ello, aparece el interés por temas como  el “cosmos”  o similares. Por ello, muchas veces, se reinterpreta la religión añadiendo o cambiando elementos desde la propia experiencia. Estas “búsquedas”, se expresan a través de mitos sobre el origen y el fin del hombre y sobre las distintas hierofanías especialmente sobre la aparición de los Santos titulares de los santuarios y acontecimientos históricos que se racionalizan religiosamente.

El catolicismo popular funciona como una perspectiva (Geertz 1973), como un modo de ver la vida y de construir el mundo; es decir  como sistema cultural porque, según Marzal “Imprime estados de ánimo peculiares y motivaciones que les orienta en su actuación práctica. Proporciona una cosmovisión adecuada al creyente, dándole un mejor papel al problema del sentido de la vida, y haciéndoles tener una personalidad básica más segura que otras personas de clases sociales con mayores ingresos, que hayan perdido el sentido religioso de la existencia”.

A pesar de que el católico popular, según Marzal, es poco cultivado, a través del rito se  crean  los elementos necesarios para que se construya en cada individuo.

No hay que obviar que, durante  cerca de dos milenios  el cristianismo ha proporcionado un marco moral y espiritual para el desarrollo de occidente, originando algunas guerras y suministrando aliento y esperanza en el Reino de Dios a sus creyentes. No hay que olvidar que hasta no hace mucho tiempo, la iglesia cristiana era también, un poder político.

Además, de esta presencia en la vida pública y su participación en la administración y dirección de las sociedades occidentales, vía su relación con reyes jerarcas y/o presidentes, también tuvo a su cargo, -casi monopólicamente-  la enseñanza. Es decir, las técnicas de lectura, escritura, la responsabilidad de “guardar” los saberes de la humanidad y la preparación de la docencia.

Las enseñanzas del cristianismo eran  pues, punto de referencia para dotar de sentido a la vida y a los actos de  los habitantes de occidente. El proceso de  secularización que vive el mundo occidental en la actualidad,  en términos de Nietsche,  “la soledad del ser”, pues  significa crear nuestros propios dioses, buscar el  sentido y la razón de nuestra.

Porque no hay que olvidar que la mayoría de veces el sistema educativo falla pues no se adecua a los códigos de percepción, ni a las gramáticas de recepción de sus educandos. Y éstas, para personas como las de Alfa y Omega, no se nutren exclusivamente del campo científico del saber, sino que se halla entrecruzado con una mirada mágico-religiosa del mundo, de Dios y de la vida; casi como están escritos los llamados divinos rollos, en una suerte de amalgama incomprensible, que mezcla -con atrevida desvergüenza académica- campos del saber, que las ciencias se han preocupado en separar.

Sin embargo, como veremos más adelante, la cosmovisión del catolicismo popular, puede filtrarse y colorear otros campos del comportamiento de los católicos populares.

En la Hermandad Alfa y Omega, es destacable lo que muchas personas afirman respecto de este conocimiento: lo consideran fácil de entender, y como la posibilidad de  informarse  de aspectos que por su nivel de instrucción no pudieron tener.

Ya hemos visto que los movimientos milenaristas son respuesta de sectores sociales o culturales que adolecen de pobreza y desarraigo. Se trata de sectores de baja condición social, por su origen étnico y cultural, vinculados en lo laboral a trabajos modestos y humildes. Estos sectores son los más vulnerables a la anomia y la desintegración, sobre todo ante las expectativas no satisfechas, lo que genera frustración. Ante ello en estos sectores tiende a generarse una búsqueda de un sistema de valores que genera identidad y autoestima como “la cultura”. Por ello, el conocimiento y ciencia alternativos, “divinos”, ofrecidos en la revelación por el Divino Padre Jehová, responde también críticamente en términos ideológicos y simbólicos a la sociedad mayor, luego, la “revelación” es también un intento por reinventarlo todo, por escribirlo todo (abarcando todas las ciencias que se conocen); y es, de modo velado, pero las más de las veces evidente, crítico y beligerante, contra los sistemas políticos especialmente el sistema capitalista, al cual se le asocia con lo satánico. La beligerancia del discurso, sublimado a doctrina “revelada” por la divinidad, cumple sociológicamente la típica función del milenarismo: denuncia abierta o encubierta a la situación de precariedad.

Por eso dentro de las motivaciones del ingreso y la permanencia en este grupo, la Hermandad Alfa y Omega satisface las necesidades de algunos individuos de estos sectores socioeconómicos y culturales, en los aspectos de  explicación coherente de las cosas. Esta explicación involucra aspectos aparentemente profanos dentro de lo religioso, como la práctica del vegetarianismo, la medicina natural, el origen del universo, la creencia en ovnis, la vida de los átomos, etc.

En lo que respecta a los fieles de Alfa y Omega, quisimos comprobar estadísticamente si la búsqueda de conocimiento y no sólo la búsqueda espiritual era la principal razón de la adscripción. Por ello aplicamos una encuesta, la misma que sirvió para confeccionar un primer perfil socioeconómico de los miembros, ya que no se tenía ninguna información de ellos sobre estos aspectos, e incluimos varias preguntas que giraban en torno a las motivaciones iniciales, las razones de la permanencia y también preguntamos por aquello que sentían que habían encontrado y aprendido en la Hermandad.

Ante la pregunta: ¿Qué hizo que Ud., viniera por primera vez? Un 77.1% contesta con respuestas relacionadas al conocimiento de los divinos rollos,  haciendo referencia a que en éstos iban a encontrar la verdad de “todas las cosas”, mientras que un 7.8 % expresa razones de orden meramente espiritual, y un 6.5 % afirmó estar buscando a Cristo.
A diferencia de otros grupos similares, no es la idea del fin del mundo y la salvación la que atrae principalmente a los fieles. Si aparece, está asociada a la necesidad de acceder al conocimiento presente en los rollos, como vía de salvación. Tampoco, como pasa en otros grupos, la gente se adscribe con la esperanza o la necesidad de cambiar de costumbres o de vida.  Es el conocimiento de lo que los divinos rollos  representan, la principal motivación hacia la participación.

Este hecho nos lleva a preguntarnos por qué la gente se adscribe y permanece en el grupo, pero también se constituyen como el aspecto principal que otorga la identidad que tienen los fieles de Alfa y Omega. Estos son para ellos, la doctrina  filosófica, científica y religiosa que explica las “cosas de este mundo”, ¿qué significa -material y simbólicamente- el conocimiento y la ciencia para los fieles de Alfa y Omega?. Hemos encontrado respuestas parciales en la encuesta aplicada y en las múltiples conversaciones que hemos tenido con los diferentes miembros del grupo, como también en la observación de su conducta frente a las charlas, o durante la lectura que hacen, generalmente los domingos,  de los planos. Sin embargo, también las respuestas abren un conjunto de reflexiones que incluyen  preguntas por el significado de la ciencia, el papel del sentido común, y fundamentalmente por el significado actual de la experiencia religiosa y del status del  que goza el saber científico.

Este grupo como ya dijimos considera no ser religioso y menos constituir iglesia. Además, casi adolecen de rituales y las fronteras entre lo sagrado y lo profano es muy tenue. A esto se agrega el que no se distinga entre conocimiento, ciencia, filosofía, y lo que correspondería al terreno de lo religioso.

Esto haría suponer que en este grupo se presenta una forma de secularismo.
Planteamos por el contrario, que esta espiritualidad es legítimamente religiosa, pues hay noción de las trascendencias, constituye congregación, y más aún creen como doctrina en las revelaciones de un Cristo.

Ocurre una situación similar cuando se pregunta  ¿Qué ha encontrado en la Hermandad? Allí volvemos a encontrar como respuesta  “el conocimiento”, con un 45.8 % seguido, por la respuesta que agrupa a  “valores humanos” que llega a un 41.8%. Al parecer la respuesta nos estaría indicando que  el conocer cómo vivir mejor, el aprender a vivir de un modo más tranquilo, armonioso y acorde con las leyes divinas, constituye también otra  parte del conocimiento.


Se valora también, el ambiente del grupo: la alegría, la solidaridad y confraternidad; destacándose el clima de compañerismo que se percibe. Así son notorias las respuestas que giran en torno al cambio personal. Aquí se hace énfasis en aspectos de la personalidad y del trato o relación con los demás pues en lo referido a cambios personales, las respuestas destacan el cambio en el carácter: “Soy menos renegón”. “Soy más  comprensivo”. Aquí se valora por ejemplo: el  cambio de “genio”, la tolerancia y el respeto a los demás, la alegría y tranquilidad; y por último la moderación y el respeto en el trato con los demás. Refiriéndose esto último también al uso de “malas palabras” o lisuras.

Por esta razón, en la pregunta siguiente “Desde que frecuenta la Hermandad, ¿qué cosas ha aprendido?”, la respuesta más alta ha sido la que se relaciona al “cambio personal” con un 45.1%, mientras que la referida al conocimiento alcanza un 35.9%. Es  de resaltar que hay diferencias en las respuestas a estas dos últimas preguntas, a pesar que podrían confundirse a primera vista  pues al preguntar qué se ha encontrado y qué se ha aprendido en la Hermandad, los fieles al parecer priorizan la experiencia de cambio personal, frente al conocimiento que encuentran en  Alfa y Omega.

Por todo ello hay que prepararse, estudiando la doctrina del Cordero de Dios, leyendo los Divinos Rollos y las Divinas Leyes y respetando  las normas que allí se imparten, entre las cuales podemos subrayar la necesidad de abandonar la alimentación “cadavérica” y volverse vegetariano, y guardar los principios de humildad, sencillez y la ingenuidad propia de los niños, a los que la doctrina otorga un especial valor.

Como se puede apreciar en  la doctrina, la formulación de sus supuestos, la lógica intelectual presente y la peculiar apropiación de elementos de diversos horizontes culturales que allí se hace, ésta no resistiría ningún análisis con arreglo a la tradición occidental, aristotélica mucho menos con arreglo a criterios científicos modernos. De allí la pertinencia de  entenderla desde  un concepto de comunicación, entendido éste como un proceso de producción de sentido. Pues si bien la doctrina de Alfa y Omega es una excelente muestra de lo que puede significar la apropiación cultural en el campo de lo religioso, es igualmente importante  empezar a indagar en los procesos, o dispositivos culturales que han permitido la atracción de otras personas.

Como lo planteásemos desde el principio, y tomando las palabras de Elíade, "no es la realidad física de los hechos o personajes míticos lo que interesa, sino su función signitiva"  Y creemos que para llegar a conocer la función signitiva del mito Soto (el cristo re-encarnado), se debe tener un mejor acercamiento a la historia misma y a sus protagonistas.

Ahora bien, pese a que sea cierto que el mito cumple una función en la construcción del sentido de la vida, de la historia y del mundo  que se hacen los hombres y mujeres a lo largo del tiempo, y que además, de acuerdo con Cencillo, es una de las maneras como el hombre ha tenido y tiene de aprehender la realidad y de referirse a ésta, no creemos que el mito Soto sea sólo una respuesta a preguntas transcendentales que se hayan hecho y que se hacen los miembros de Alfa y Omega.

Si de lo que se tratase fuese de hablar de verdades, de acuerdo con Mircea Elíade, “tales verdades históricas” no se refieren a “personalidades” o a “acontecimientos”, sino a formas tradicionales de la vida social y política (cuyo “devenir” es más centro que el “devenir individual”), en una palabra, a arquetipos”. Es el mito el que le proporciona un tono más profundo y más rico a la historia, y esta es la razón por la cual el mito, finalmente, resulta ser cierto, cuenta la verdad.

La memoria popular tiene un carácter histórico, sostiene Elíade. El que la memoria colectiva sea impotente de retener  los acontecimientos y las individualidades históricas sin transformarlos en arquetipos (sin anular todas sus particularidades históricas y personales)  no sólo es signo, siguiendo con este autor,  de “la resistencia de la espiritualidad tradicional frente a la historia” sino que también muestra el carácter secundario de la individualidad humana en cuanto tal. “Las experiencias místicas implican una elevación última del Dios personal al Dios transpersonal”.

Probablemente nunca hubo un acontecimiento extraordinario en la vida de Soto, sobre todo durante su estadía en Lima. Ahora bien, la razón por la cual se mitifiquen a personajes puede estar en lo que sostiene Elíade: “la realidad se adquiere exclusivamente por repetición o participación; todo lo que no tiene un modelo ejemplar está “desprovisto de sentido”, es decir, carece de realidad”.

Continuando en esta línea del análisis, citamos lo que sostiene este autor respecto de las culturas tradicionales:

“Los hombres tendrían, pues, la tendencia a hacerse arquetípicos y paradigmáticos. Esta tendencia puede parecer paradójica, en el sentido de que el hombre de las culturas tradicionales no se reconoce como real sino en la medida en que deja de ser él mismo (para un observador moderno) y se contenta con imitar y repetir los actos de otro”.

En otros términos, no se reconoce como real, es decir, como “verdaderamente él mismo” sino en la medida en que deja precisamente de serlo.

Con Cencillo veíamos que el mito surgía como respuesta a las cuestiones más profundas y más graves que un grupo humano se plantea: "...el  ser humano se ha sentido siempre desfondado y rebasado por todas partes de misterio, y se ha preguntado por ellas para saber a qué atenerse acerca de sí mismo, de su vida y del mundo en que ha de vivir..."

Sin embargo, además de una búsqueda de conocimiento y del entendimiento de las cosas que pasan (o han pasado) en el mundo, todo esto no se trataría más que de un esfuerzo desesperado del hombre de no perder contacto con el "ser". Al respecto, Eliade sostiene:

"...resulta más probable que el deseo que experimenta el hombre de las sociedades tradicionales de rechazar la "historia" y de unirse a una imitación indefinida de los arquetipos, delata su sed de realidad y su terror a "perderse" si se deja invadir por la insignificancia de la existencia profana".

En consecuencia, podría entenderse que el "culto" que los miembros de la DRAO le brindan a Luis Soto y a sus rollos telepáticos es el producto de una constante búsqueda de lo sagrado que les permita ser (o en todo caso seguir siendo). El mito Soto creado y recreado constantemente a través de las diversas representaciones simbólicas que los miembros de la Hermandad elaboran a partir de su comportamiento responde, como diría Eliade, a un "esfuerzo desesperado por no perder el contacto con el ser" dentro de una ciudad  "profana" como podría ser Lima. Es decir, en su condición de migrantes de muchos de ellos y/o de hijos de migrantes provenientes de un catolicismo popular, el encuentro con la ciudad pudo haber significado una ruptura de valores y creencias (religiosas, transcendentales e intelectuales) que ellos se han visto en la necesidad de replantear. No es gratuito que muchos de los que hoy integran la Hermandad hayan transitado por diversos grupos religiosos, espiritistas y algunos de corte más intelectual.

Es con este análisis de los hechos ocurridos que se pretende dar respuesta a estas y otras preguntas. Como lo planteamos desde el principio, y tomando las palabras de Elíade, "no es la realidad física de los hechos o personajes míticos lo que interesa, sino su función signitiva"

Entonces, también los investigadores de la religión, son actores de su propio quehacer investigativo. No hay que olvidarse de ello…..nunca.









EPÍLOGO

Muchos de los autores que hemos revisado, a propósito del tema de la Religiosidad Contemporánea, coinciden en señalar que no es casual la aparición de una serie de  tendencias, corrientes, etc., que desde un discurso  absolutamente secular, tienen como objetivo el estudio o el acercamiento a experiencias; ambos ámbitos ligados a lo que se llama “lo espiritual”, “la ciencia”, “lo mistérico”, etc. Tenemos por ejemplo, la experimentación con psicotrópicos, rituales de corte oriental, ejercicios mentales de autocontrol, las búsquedas de lo “genuino” en las selvas amazónicas o en la India y  discursos religiosos de  grupos  como Nueva Era, Los Moon, etc.

Al amparo de la pérdida de presencia pública de la Iglesia en tanto institución, de  esta “nueva onda” secular que vivimos,  el individuo está en lucha constante por liberarse de antiguos valores, de prejuicios, mitos y costumbres. Todo ello, va encaminado a posibilitar su auto-construcción, lo que constituye, en cierto modo, el sentido que se le atribuye hoy en día, a la palabra libertad. Sin embargo, esta aparente liberación de todo tipo de relato colectivo, esta posibilidad de verse convertido en un selfmademan, paralelamente  coloca al individuo en una situación de orfandad, de vacío, de ausencia de proyectos a largo plazo, que den sentido claro a su existencia. La vorágine del día a día, el vértigo de la ambición, la lucha acelerada por el auto-reconocimiento, solo permiten la construcción de proyectos cortoplacistas. El resultado: el mudo desencanto, el desfondamiento perfectamente escondido. Por último, “... el problema esencial que bajo otras figuras recorre nuestro tiempo: la verdadera relación del hombre con el hombre. (...) La sociedad repudia al individuo que no consiente en renegar de su singularidad”  [1]

En relación con las características de esta transición epocal, quizás las más notorias sean aquellas que se ubican en el terreno de los valores, las aspiraciones; en general al mundo subjetivo del individuo, y a las  nuevas sensibilidades que emergen como  resultado de  este cambio cualitativo que se ha dado en lo que podríamos llamar “ámbito cultural y espiritual”. Dicho de otro modo, en el terreno de las mentalidades.

En una de las entrevistas que realizáramos para esta investigación, abordamos el tema del interés por la ciencia, y pedimos al informante que nos señalara su opinión en relación con las razones del interés, de profesionales de las ciencias matemáticas como físicos, químicos, ingenieros, entre otros, acerca del tema de la religión. Y por qué, en esta “transición epocal”, el tema de la ciencia se ha puesto en agenda, insertándose también en el discurso de algunos nuevos movimientos religiosos. La conversación, sumamente interesante, tomó también otros rumbos. Le preguntamos, si pensaba, que la caída del muro de Berlín, se ha constituido como una fecha emblemática y simbólica, de los cambios que están viviendo las sociedades occidentales, y las no tan occidentales como la nuestra. Su respuesta no fue la que esperábamos; enorme fue mi sorpresa, al escuchar en forma categórica, enfática y, algo airada, su respuesta. Después de escucharla, entendimos el por qué su tono de voz amable y apacible, cambió radicalmente. A continuación, transcribimos lo que obtuvimos por respuesta:

“El Muro de Berlín no se cayó.  Fue derrumbado... destruido… con martillos, combas, bulldozers, caterpillars y todo. ¿Cómo se iba a caer solo? No, no, no… fue DESTRUIDO.”  [2]

A partir de este suceso, descubrimos que la “Caída del Muro de Berlín” se ha convertido en una frase utilizada frecuentemente, y que mayormente no se tiene conciencia de ello. Aunque los sentidos que se le atribuyan suelen ser distintos, nosotros la usaremos a modo de categoría.

“La caída del Muro de Berlín”, en tanto categoría, sirve para delimitar una determinada coyuntura epocal en la historia de Occidente, señalando los elementos que configuran la peculiaridad de sus características.

Para Martín Hopenhaym la frase (La caída del Muro de Berlín) trae una “oleada de cambios”, que esta frase gráfica. No sólo caen las sociedades que  construían el socialismo, llamado “el socialismo realmente existente”; también tiene lugar en aquel momento, la “Muerte de Dios”, que anunciara Nietzsche. “El salto al vacío se produce ahora que los dioses de la política y de la razón han revelado su vulnerabilidad. Con el muro de Berlín, también caen los últimos muros que circundaban la polis, le daban su forma, su límite y su protección”  [3]

En esa línea también desaparecen los “meta-relatos”, las ideologías,  el providencialismo, los redentorismos históricos, las utopías globales, las epopeyas de masas, la objetividad científica y el estado-nación. Los ideales colectivos, los valores morales y los llamados “principios”, son reemplazados por nuevos valores, centrados en el individuo únicamente. Los nuevos valores que vivimos estimulan los deseos inmediatos, la pasión por el ego, el  bienestar y la dinámica de los derechos subjetivos “...hemos dejado de reconocer la obligación de unirnos a algo que no seamos nosotros mismos”. [4]

Visitar una librería especializada en los temas esotéricos permite entender rápidamente cuáles son los campos diversos que se interpretan para constituir el universo espiritual del medio cúltico: en los estantes se encuentran libros sobre vegetarianismo y el yoga, los extraterrestres y la reencarnación, las místicas orientales y la parasicología, las medicinas suaves y la astrología, todos en una convivialidad armoniosa.

Está claro que los que frecuentan tales librerías no se interesan quizás por todos estos temas a la vez, pero se pueden familiarizar con ellos muy rápidamente: se trata de un sector de hombres y mujeres constantemente en búsqueda” para quienes en la mayoría de los casos la filiación a un grupo particular no les impedirá persistir en su interés por otras vías y otros temas. Para esta subcultura, la exploración se considera como un elemento normal de un proceso de crecimiento y desarrollo interior, el paso de una vía a otra o la experimentación de varias.

Existen cruzamientos entre el universo cultico y campos cuya dimensión espiritual no es evidente de manera inmediata: no solo las medicinas suaves pero también el vegetarianismo...”

La mayoría de discursos que se han elaborado sobre la espiritualidad, la sensibilidad o las aspiraciones del hombre moderno, están formuladas, al parecer, desde la crítica, la nostalgia o el recuerdo de “un pasado con valores, un pasado reciente en el que el desfondamiento, el desencanto, no existía en los sujetos sociales”.



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