COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO:
Pensando desde nuestra acera
Las lecturas del desarrollo social desde el campo disciplinar de las comunicaciones, nos vinculan en un posicionamiento reflexivo desde un enfoque dinámico y crítico.
Las implicancias de la comunicación y el desarrollo son muy dinámicas y necesitamos – para entenderlas - asistirnos de un pensamiento cada vez más propio. Es decir, necesitamos pensar la comunicación desde nuestra realidad, pensarla desde nuestra región diversa y singular, pero cuyos procesos histórico-sociales compartimos, en especial aquellos que se han generado en la búsqueda de condiciones dignas y justas para nuestra gente.
En este largo proceso, la comunicación ha tenido siempre un rol activo, el mismo que ha ido variando desde enfoques difusionistas e instrumentales hasta aquellos en los que se le ha considerado como experiencia social integradora y generadora de “tejidos sociales y culturales apropiados para la transformación social” (Amparo Cadavid, 2007).
Sin embargo, a pesar de la evolución de la concepción de la comunicación para el desarrollo, de las experiencias positivas y las investigaciones producidas en nuestra región latinoamericana, ésta no ha sido entendida ni asumida por muchos organismos públicos y privados. En este contexto, es preciso tener en cuenta la estrecha relación entre comunicación y desarrollo:
• La comunicación es dimensión básica de las relaciones humanas y socioculturales y toda acción de desarrollo se sitúa en estas relaciones, subjetivas y complejas.
• La comunicación está presente en todo proceso de desarrollo. Entendiéndola como una “comunicación viva que compromete los imaginarios y deseos de la gente en la línea de resolver sus problemas, alimentar esperanzas o sueños, generar cambios sostenibles y salir adelante, siendo protagonistas de la ruta emprendida” (R.M. Alfaro, 2006).
• Necesaria para la articulación de actores sociales.
• Trasmite, propicia y de-construye sentidos comunes, necesarios en todo proyecto o propuesta de desarrollo.
• Como lo señala Rosa María Alfaro, en su libro Una comunicación para otro desarrollo, la comunicación relacionada al desarrollo es medio y fin, aspecto y estrategia global, y está comprometida con modelos y proyectos, macro o microsociales, y con los procedimientos que se implementan para plasmarlos.
De estos aportes teóricos, validados por la práctica y la investigación, podemos reafirmar la importancia de la comunicación como disciplina social en la construcción de propuestas generadoras de desarrollo tanto a nivel personal como comunitario.
La comunicación para el desarrollo es una concepción teórica y metodológica que empodera, concierta, humaniza, en el decir de Feire, libera; recreando la cultura e imaginario social de las personas, brindándole oportunidades de ser protagonistas de su propio discurso, de su propio desarrollo.
Concibiéndola así, la comunicación alienta un tipo de desarrollo planteado desde la matriz cultural de las personas involucradas en él. Por tanto, es ineludible plantear proyectos, programas, alternativas de desarrollo sin considerar de manera estratégica el componente comunicacional como “eje de construcción de futuro” (Amparo Cadavid, 2007).
Los comunicadores y comunicadoras involucradas en la temática del desarrollo debemos ocuparnos de la investigación, producción, estudio y difusión de nuestra materia en el campo del desarrollo, generando redes académicas y sociales, que democraticen y difundan no sólo experiencias sino también nuevos conocimientos y planteamientos teóricos, de una disciplina como la nuestra en permanente evolución.
Los retos que nuestro contexto actual nos plantea son muchos. Depende de nosotros, comunicadores y comunicadoras, comprender su complejidad y prepararnos para asumirlos. Han de producirse las respuestas en el vasto seno de la complejidad social que nos está esperando; en la mirada de quienes conservan esperanza a pesar de las vicisitudes que afrontan; en la palabra de quienes no tienen medios para expresarla; en la dignidad de quienes luchan solos toda su vida; en fin, en donde nos corresponde estar como constructores de una nueva sociedad, libre, justa y solidaria.
Escrito por:
Bach. Eliana Pérez Barrenechea
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